El primer golpe de estado en la Argentina se lo asestaron a Hipólito Yrigoyen. Cuando el fundador de la Unión Cívica Radical aún no había cumplido dos años de su segundo mandato, lo derrocó José Félix Uriburu. El militar fue el elegido por aquellos que vieron afectados sus intereses por las políticas de Yrigoyen.
Un somero repaso recuerda que impulsó la ley de la jornada laboral de ocho horas, el descanso dominical, nuevas normales legales rurales, el fortalecimiento de los ferrocarriles, la reforma universitaria, el primer proyecto de ley del voto femenino, una política exterior autónoma y la creación de Y.P.F. Cuando, a través de esta, intervino en el mercado del petróleo para fijar el precio los desestabilizadores tuvieron el impulso foráneo que necesitaban.
Tras el seis de setiembre de 1930, la ciudadanía «legitimó» a los gobierno de facto durante casi medio siglo. Por ejemplo, en nuestro San Rafael la hoy avenida Rodolfo Iselín se llamó Seis de Setiembre y la Avda. Mitre, Uriburu.
Para no tropezar con la misma piedra, vale la pena recordarlo a ochenta y tres años del deceso de uno de los mejores gobernantes que ha tenido nuestra nación.
Por Roberto Armando Bravo.