Luego de un paréntesis de algunos años, volvió a disputarse en el Cañón del Atuel una competencia de Mountain Bike en la modalidad más popular del centro y oeste del país: el rally bike. Esto es: correr en bici de ciclismo de montaña por caminos serranos, con algún que otro sendero, pero fundamentalmente con todo el trayecto pedaleable como si se estuviera en ruta -aunque por tierra- y con trepadas.
El nombre que la nueva organización le dio al evento fue Cañón del Atuel MTB Challenge.
De tanto andar en carreras de MTB, a veces participando, a veces cubriéndolas periodísticamente, a veces haciendo ambas cosas, se adquiere un sentido de percepción que permite rápidamente sacar conclusiones de lo bueno, lo regular y lo malo sin tener que recurrir a un análisis muy exhaustivo. Esto en sentido periodístico, ya que cuando se analiza desde la perspectiva del corredor lo que menos hace (el competidor) es, justamente, analizar.
Así es que al finalizar una carrera se ven corredores contentos, y otros no tanto; la calificación del evento pasa sobre todo por el humor que queda después del resultado personal.
Sirva esto para tratar de expresar que no es habitual después de una competencia, encontrar a casi todo el mundo conforme y predispuesto a agradecer y felicitar a los organizadores.
Y esto es lo que sucedió el domingo en Valle Grande. Néstor Amuch, Daniel Lozada, Alfredo Halan y Gustavo Amuch, bajo el paraguas jurídico de CE.VE.MA. (Centro de Veteranos de Malvinas) se asociaron para organizar esta primera edición de la Cañón del Atuel MTB Challenge, con un excelente resultado en todos los aspectos que le caben a un evento de esta naturaleza.
Seguramente habrá -los hay- detalles que pulir. Pero no pasan de eso precisamente: detalles.
Hemos visto nacer, crecer y también decrecer hasta desaparecer a muchas carreras en el ámbito del MTB. Creemos que esta llegó para quedarse por mucho tiempo. Así sea.
Por Sergio González Ramos.
Fotos: tomada por Quique de Benito.
