in

Tomó el timón

Ya se produjo el traspaso de mando; hay un nuevo capitán que marca el rumbo.

Hubo algunos chisporroteos: uno quería que la ceremonia se hiciera en el Casino de Suboficiales, otro en la cubierta. Finalmente, quien dejaba el cargo no asistió; algunos de sus marineros, tampoco. Desaire al sistema. Solo anecdótico, pero inédito. Tanto como algunos hechos que preocupan al nuevo conductor.

Por empezar, las aguas están turbulentas. Y turbias, muy turbias.

Además, el barco hace agua por varios lados. Incluso, algunos de los agujeros parecieran haber recibido “una ayudita” para ser mayores.

No tiene muy claro lo de los insumos: le han escamoteado información.

No cuenta con una aceptación total de la tripulación pero no le preocupa; en definitiva, se construye con disenso. Sí le molesta cómo algunos de los responsables de la «falta de mantenimiento» le transfieren la responsabilidad y, muy sueltos de cuerpo, se quedan esperando a ver “cómo va a arreglar esto».

Piensa que tendrá que proceder con premura. Hay problemas a solucionar ya. Mira al cielo y los negros nubarrones no presagian nada bueno.

Pero hay futuro. Lo sabe. El barco es de una fortaleza increíble; no es la primera vez que atentan contra él y sigue su rumbo.

Además, mañana saldrá el sol para alumbrar las esperanzas nuevas.

¡Mucha suerte!

Por Roberto Armando Bravo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Tras un fallo contradictorio, se juega el martes en San Juan

1975 – goleada sanrafaelina