Hace 45 años, a falta de Torneos Regionales que permitieran ver otro nivel competitivo, los futboleros aguardaban ansiosos el Campeonato Argentino Copa Adrián Beccar Varela.
Es que, además, tenía un plus: una enorme adhesión porque todos eran hinchas de la Selección; allí, un solo color reemplazaba a todos los de cada fin de semana.

Hay momentos y momentos
El de 1973 fue muy especial. ¿La razón? Seguramente no la única, aunque sí la de mayor peso: aquella Selección era muy expresiva en lo técnico y en la entrega por lo que transmitía emociones que se trasladaban hacia afuera del campo de juego. Y los simpatizantes apoyaban con entusiasmo, a punto tal que ese año surgió la primera hinchada organizada: Los Pumas del Sur.

Las finales
Ante la poderosa Mendoza se jugaron dos partidos. El primero, en Pedal, fue para los sureños por un exiguo 1-0 porque el arquero Cabaleiro atajó todo. Solo la pasta goleadora de Orlando Oros pudo quebrar su resistencia.

El medio campo de aquella Selección era creativo e inteligente para que la transición fuera vertical y veloz. Alfonso Pastor contaba con el Negro Loyola, Buti Giordano, Piri Ahumada, Andresito Torres y Orlando Bernués para alternar en los tres puestos. Y los de arriba hablaban con goles: Marquitos Becerra, Orlando Oros, Carozo Ureta y el Loco Estrella, entre otros.
Que San Rafael fuera un equipo netamente ofensivo, se cimentaba en la defensa. La Vieja Tazare (la gran figura) transmitía una enorme seguridad en el arco; el flaco Iglesias y Zoya Rodríguez eran una muralla en el medio y el Negro Yácomo y el Loco Carricondo clausuraban los laterales.
El otro partido: el inolvidable
El de la consagración, siempre lo es. En los 90′ prevalecieron los mendocinos a partir de la labor de jugadores que tenían nivel de Torneo Nacional. Cabaleiro; Pato Gramari, Curita Vergara, Flaco Zubialde y Negro Marillack; Chupete Márquez, Documento Ibáñez, Benítez; Juan Domingo Salguero, el riojano Millycay y Juan Víctor Guzmán o Darío Felman (el ex Villa Atuel Hardam Curi los dirigía técnicamente).
Cuando promediando el primer tiempo el Negro Guzmán puso el 1-0, todo hacía suponer que Mendoza lograría una diferencia de dos para consagrarse campeona.
Pero San Rafael no varió su idea: pese a resignar un poco de terreno, se defendió con la pelota y contragolpeó. El marcador no varió hasta el final por lo que hubo que definir con tiros desde el punto del penal lo que coronó a los nuestros 3-1. “¡Somos campeones otra vez!”.

En la fase interprovincial, San Rafael dejó en el camino a Neuquén y Río Negro y cayó por diferencia de gol ante San Juan (también con un equipo de nivel Torneo Nacional).
El objetivo se había cumplido con creces y, pese a quedar en el camino, en San Rafael hubo satisfacción, orgullo y hasta felicidad; habíamos comprobado que frente a los grandes, podíamos.
Por Roberto Armando Bravo/Roberto Bravo.