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La corrupción en Argentina

En dos siglos que tiene nuestra patria, la corrupción es algo reciente. Cómo ¿No es que existió siempre? ¡No señor!

La historia cuenta de alguno que otro hecho menor que, en un caso, terminó con el suicidio de un empresario que había pagado una coima Concejales Porteños (siglo IXX).

Los hechos de corrupción se registraban en lo institucional: cada elección estaba teñida de un manto de sospecha (“¡hasta los muertos votaron!”) pero había decencia y honor en cuanto a no tocar la plata del estado. La palabra ladrón era vergonzante. Importaba.

Aunque llegó un momento que fue de quiebre y entonces no interesó el calificativo: lo trascendente era tener plata y más plata para enriquecimiento personal y financiamiento de campañas que posibilitaran la continuidad de gestión y robo.

¿Qué cuando comenzó esto?

La corrupción estructural  tiene poco más de dos décadas.

El prestigioso historiador Eduardo Lázzari está escribiendo un libro sobre el particular. Según sus investigaciones, hasta Raúl Alfonsín, incluido, todos los presidentes se fueron del poder con menos patrimonio que cuando ingresaron.

Que esto se determine con absoluta claridad será una guía para que cada ciudadano, a la hora de votar, distinga honestos de corruptos y sufrague en consecuencia.

Todos sabemos de fortunas amasadas en poco tiempo como por arte de magia. No hay mucho que pensar.

Por Roberto Armando Bravo.

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