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«Hay mercado para todo»

Esa es la respuesta que uno recibe cuando pregunta: ¿Pero para qué robaron eso? ¿Quién va a comprar algo tan poco común?

Tras la contestación, la repregunta: ¿significa que existen una suerte de mayoristas del saqueo? Algo así.

Viene a cuento por una investigación curiosa aunque no infrecuente. Recientemente, en Santiago del Estero la policía secuestró unos 2.000 kilos de meteorito. Los tenía enterrados un hombre que fue apresado. Aunque en principio no pareciera algo muy grave, esconder meteoritos es un delito: la ley Argentina dice que ese tipo de material «caído del cielo» debe estar en lugares específicos porque brinda información muy valiosa para la ciencia astronómica.

Los meteoritos caen mucho, además de Santiago del Estero, en Chaco. Al que una mañana se desayunó con que había aterrizado uno en el patio de su casa, se lo compra un mayorista. Luego este lo saca del país. Generalmente, la ruta que sigue es Carmelo (Uruguay) y, desde allí, a Alemania. Fin del periplo (contrabando).

Y ahora la segunda rareza: en el país germano lo compran coleccionistas fascinados por los aerolitos. Claro que no es una compra cualquiera porque, según la contextura, pagan cerca de 200 dólares el gramo. Leyó bien.

Haciendo cuentas, si finalmente lograba venderlo, el santiagueño podía dormir bien tranquilo. La siesta y más.

Por Roberto Armando Bravo.

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