Los donantes de sangre bien podrían estar comprendidos por esta máxima. Hay un espíritu solidario en el acto. También una gratificación (que no es económica) porque el altruismo genera complacencia por haber hecho algo en favor de mejorar la salud del prójimo.
Como el gesto no tiene precio, no hay nadie que pueda pagarlo. Aseguran que en algunos países hay una remuneración a cambio. Uno no cree que sea en Argentina y, está seguro, que en San Rafael no sucede; a través del tiempo habría trascendido algo.
La gente escucha asiduamente los pedidos de sangre. Quienes concurren a los servicios de hemoterapia dando la suya se denominan Donantes de Reposición y aportan, a nivel nacional, el 95% de las donaciones.
Desde hace varios años, la Organización Mundial de la Salud sugiere otro modo y habla del Donante Voluntario que es aquel que no actúa con urgencia por la presión social y/o familiar y que, por propia decisión, luego de haberlo evaluado responsablemente hace de la donación un hábito.
La O.M.S. asegura que este grupo es más consciente a la hora de responder al interrogatorio y que hospitales y sanatorios tienen más tiempo para testear la sangre.
El mensaje busca, en el caso argentino, incrementar ese apenas 5% que constituyen los Donantes Voluntarios.
Como fuere, hoy es un buen día para la toma de conciencia de la importancia de dar sangre; la demanda exige pasar de 600.000 a 2.000.000 de donantes en el país.
Por Roberto Armando Bravo.