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El niño (y los grandes)

Las últimas inundaciones, fundamentalmente en la provincia de Entre Ríos, se deben a más de un factor.

Por un lado, que hubiera pasado medio siglo desde la última gran inundación en Concordia, hizo “olvidar” que eran necesarias obras de infraestructura. Ahora, el presidente de la Nación ha prometido fondos para “llevar el agua a donde se necesite” al decir del propio Mauricio Macri.

Otro costado muestra la mano y mente destructora del hombre. Cifras oficiales (emanadas de la Secretaría de Ambiente de la Nación) expresan que Entre Ríos ha perdido más de 85.000 hectáreas de Bosque Nativos. ¿Y más arriba?

Según Greenpeace Argentina (y otras ONG ambientalistas) hasta 2014 se deforestaron más de 2.000.000 de hectáreas en todo el territorio nacional (más de 620.000 de bosques protegidos).

En 2007, la Cámara de Diputados de la Nación le dio media sanción al proyecto  de Ley de Bosques. El senado fue renuente a convertirlo en ley (hubo férrea aposición de los representantes de las provincias del NEA) algo que se dio luego de que una treintena de organizaciones sociales juntaran 1.500.000 firmas favorables a la sanción.

De todas formas, pasarían dos años para que el Poder Ejecutivo  nacional reglamentara, lapso en el cual creció desmesuradamente el desmonte, quema a cielo abierto y demás.

La Ley de Bosques es una herramienta formidable para empezar a solucionar la emergencia forestal en la que se encuentra Argentina.

Siempre que funcionen los controles para su cumplimiento, claro está.

Por Roberto Armando Bravo.

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