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Consumidores

“Cuidamos a nuestros clientes” reza un eslogan muy usado por publicistas cuando difunden mensajes de distintas empresas. En buena hora, muchos cumplen a pie juntillas con lo que pregonan. Lo han hecho siempre y lo seguirán haciendo. Son, además de honestos, inteligentes: no hay despegue ni crecimiento sin compradores buenos en calidad y cantidad.

La realidad indica que también hay otros que, frases hechas al margen, tienen como único objetivo obtener la mayor ganancia posible. Especulan (a mayor necesidad o preferencia, mayor precio) o cobran de acuerdo a “la cara del cliente” o…

Siempre existieron las malas prácticas. ¿Se acuerda señora cuando el almacenero presionaba al descuido el plato de la balanza para que lo comprado pesara más? ¿Y cuando le vendía caro algo de mala calidad? ¿O cuando se “equivocaba” en dar el vuelto? Eso pasaba antes y pasa ahora.

Por los abusos (apenas si hemos hecho mención a algunos pocos) se crearon los derechos de los consumidores y, para que se cumplieran, las ONG y áreas gubernamentales defensoras de los mismos.

Poco más de tres décadas después su trabajo es arduo y creciente. ¿Será porque aquellos vicios continúan o porque ahora se puede denunciar?

También es cierto que no todas las quejas tienen asidero. No siempre el cliente tiene la razón.

(En Argentina, la Ley Nacional N° 24.240 de Defensa del Consumidor fue aprobada en octubre de 1993 y reglamentada por decreto N° 1798/94 un año más tarde. Los derechos del consumidor fueron incluidos en la Constitución Nacional por la reforma del año 1994).

Por Roberto Armando Bravo.

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