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Aprender a vivir inteligentemente

La actitud hace a la diferencia entre quienes buscan la superación, los conformistas y aquellos a los que nada interesa.

Los primeros inician cada día queriendo subir una escalera sin descanso. Más aún: si pueden, suben los escalones de a dos. No se permiten descansar. Ni respetan los momentos: siempre los están invadiendo con lo productivo.

Quienes tienen escasas pretensiones, generalmente se mueven en un reducido espacio delimitado. Los pasos serán cortos y, por ende, seguros. No arriesgarán jamás: para ellos no habrá nada superador. Su naturaleza es conservadora a ultranza.

No hay reproche para ninguno de los dos grupos. Son respetables modos de vivir. En todo caso, si se permiten sugerencias, los que avanzan debe observar las pausas (hay tiempo para todo; no se debe hacer todo al mismo tiempo). Los que no cambian, deben permitirse, al menos, la consideración de otras opciones. Estos no son los tiempos del trabajo para toda la vida por lo que deben estar preparados.

Finalmente, los del grupo restante (¿No alineados?) están a un costado de la vía del único tren de la vida.

¡Súbanse muchachos!

Por Roberto Armando Bravo.

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