El hombre camina y tira la colilla del cigarrillo en cualquier parte. La señora, luego de mirar a derecha e izquierda con algo de disimulo, escupe el chicle que ya la cansó. La señorita hace un bollito con un volante que le dieron y lo deja caer cerca o dentro de la acequia. En todos los casos había basureros cerca.
El joven al volante no cede la derecha ¡está distraído hablando por el celular! Tampoco lo hace uno (o una) que lleva tarde los chicos al colegio.
Tanto en los barrios cuanto en la ciudad, ya son parte de la geografía bicicletas y hasta motos circulando en contra mano o por veredas.
¡Ni hablar de los que atormentan con ruidos molestos a los que descansan!
En zonas rurales (campo) el apuro pudo más que la lógica de apagar totalmente el fuego; tendrá consecuencias inimaginables (incendios forestales).
La lista es más grande. Solo el apego a las reglas la puede ir enflaqueciendo.
Por Roberto Armando Bravo.