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Según pasan los años

“La América del Sud es a la vez rica y miserable. Es rica por la manera de ser de su suelo. Es pobre por el modo de ser de su pueblo. La riqueza propiamente tal es la obra combinada del suelo y del hombre. Por rico que un territorio sea, el pueblo que lo habita será pobre si no sabe sacar de su seno la riqueza que contiene en germen por la obra de su trabajo inteligente y enérgico. Enseñar al pueblo a crear la riqueza es enseñarle a ser fuerte y libre. La riqueza es poder y libertad; y el autor de su riqueza es uno mismo. En esa enseñanza consiste la parte principal de su educación por el presente.”

El pensamiento corresponde a Juan Bautista Alberdi (el inspirador de la Constitución Nacional y uno de los más grandes pensadores argentinos) en 1853 cuando el Acuerdo de San Nicolás sancionó la Carta Magna.

Limitándonos solo a la Argentina, podríamos decir que la reflexión sigue vigente en 2016. Nuestra tierra, afortunadamente, sigue siendo rica y, a la par, pobre por el modo de ser de parte de su gente. La riqueza se continúa generando con inteligencia y energía, pero está tan mal repartida que los que producen pierden o, en el mejor de los casos, obtienen rentas miserables.

Finalmente, no parece fecundar en la mente colectiva aquello de «la riqueza es poder y libertad».

Por Roberto Armando Bravo.

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