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Padre de la Patria: estratega impar

Del General don José de San Martín se han descripto todas y cada una de sus virtudes. Así ha sido durante 166 años y así será por siempre. En este día que recordamos su paso a la inmortalidad, entre otras, destacamos: integridad ética y moral, carácter sólido, coraje, sabiduría e inteligencia. Esta última la puso de manifiesto cuando pergeñó el cruce de la Cordillera de Los Andes.

Usó seis columnas: dos cruzaron por el Paso de Los Patos, otra, también desde San Juan, por el Portezuelo de la Ramada con el fin de apoderarse de la chilena Copiapó, un destacamento ligero partió desde La Rioja para hacerse de Copiapó, por el sur penetró una columna por el Panchón para apoyar las guerrillas trasandinas y, la restante, con la artillería, marchó por Uspallata.

Recomendamos ver en el Paraje de Picheuta, a la vera de la Ruta Nacional 7, el viejo puente por el que pasó la formación al mando de Las Heras.

La inusual cantidad despistó a los españoles que no sabían por dónde serían atacados. Para acrecentar el desconcierto realista, San Martín usaba emisarios que llevaban mensajes falsos. El resultado fue la victoria decisiva en la Batalla de Chacabuco, hacienda ubicada a unos 50 kilómetros al norte de Santiago.

La estrategia había hecho posible la epopeya. El ejército de Los Andes de Las Provincias Unidas del Río de La Plata, con poco más de la mitad de efectivos que el Realista, había dado un paso fundamental para la liberación de Chile concretando una brillante idea con valentía y disciplina. También el Padre de la Patria había acertado en la elección de combatientes y baqueanos.

Por Roberto Armando Bravo.

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