Hace mucho tiempo que existe un indisimulado interés sanrafaelino porque se concrete el Túnel de Baja Altura que nos vinculará con Chile.
A la par, hay consciencia que, un proyecto de tamaña envergadura, demandará esfuerzos económicos y tiempo como que hay que perforar la Cordillera, nada menos. Y hay que hacerlo bien y, para ello, se necesitan estudios que digan, con escaso margen de error, por dónde (exactamente por dónde) debe pasar la traza.
Hasta hace unos meses, el impulso había tenido el sello chileno y sanrafaelino; los dos últimos gobiernos provinciales, «Sí pero no». «Sí» cuando venían los 24 de octubre a los tradicionales Almuerzos de la Fuerzas Vivas organizados por la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria. «No» durante 728 días de los 8 años.
El panorama actual es distinto. Sin duda alguna, el Poder Ejecutivo Provincial se involucra absolutamente y acompaña a su par municipal y a los integrantes de la entidad gremial y empresarial de la avenida El Libertador. Así, el comité de integración enviará estudios de factibilidad al Ente Binacional (Ebileñas).
No pasará mucho tiempo para que se dé el gran Paso de llamar a licitación para el proyecto ejecutivo. Lo de esfuerzo económico tiene que ver con esto: argentinos y chilenos tendrán que sacar cuentas para afrontar el pago de 40 millones de dólares que cuesta el proyecto.
El tiempo que demandará se estima en dos años. Durante ese lapso se deberá buscar una financiación cercana a los 1.600 millones de dólares para construir la obra propiamente dicha. Y, esta, se concretará en un plazo de 7 a 10 años que pueden ser hasta 12 considerando imprevistos, bastante habituales en emprendimientos de este tipo.
Falta mucho. Nunca se dijo lo contrario. En ese sentido, todos actuaron y actúan responsablemente. Lo importante es que el proyecto ha comenzado a dar pasos más largos y decididos. Es evidente.
Por Roberto Armando Bravo.
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