in

En extinción

Una jaula descuidada. La tela verde sintetiza el cierre.
Una jaula descuidada. La tela verde sintetiza el cierre -Foto extraída de www.sanrafael.gov.ar-.

No solo algunas especies de animales lo están; el Zoológico de San Rafael, también.

Casi nada queda en el, desde hace tiempo, abandonado predio del Parque Mariano Moreno. Sin prisa, pero sin pausa, distintos ejemplares han sido llevados a otros lugares. Es que, hace un par de años, el gobierno municipal y la ONG Cultura Animal, dispusieron el cierre definitivo del Zoo.

Todo hace presumir que ello se concretará el próximo mes.

Nadie puede estar a favor del sufrimiento de algunos animales que están fuera de su hábitat (un Oso Polar en el Zoo de Mendoza, por ejemplo) pero ese no es nuestro caso.

Aquí, el único argumento, el encierro, nos genera un interrogante: ¿qué es peor, un cautiverio con alimentación y cuidado o animales librados a su propia suerte porque el cautiverio los ha despojado de los reflejos más comunes para defenderse aun ante especies consideradas más débiles?

La decisión es una suerte de fundamentalismo natural; las mascotas también son cautivas y no por ello las soltaremos. Y también es incoherente porque la esterilización de perras es antinatural. Resulta necesaria en el caso de las callejeras urbanas pero ¿también deben esterilizar a las que habitan en fincas y campos de distritos?

Otro interrogante: ¿inciden cuestiones presupuestarias?

La Waza (Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios) transmite a las naciones estrategias para la conservación. Entre ellas hay una que insta a “desarrollar instalaciones de animales atractivas y, a la vez, que contemplen el bienestar animal”.

Mario Bonandi creó el primer Zoológico de San Rafael. Estaba ubicado en Ortiz de Rosas y Pringles, Pueblo Diamante. Más tarde, la comuna lo tentó para hacer un Zoo más grande y mejor en el Parque Mariano Moreno. Así fue y, en reconocimiento a su labor, el Zoológico sanrafaelino lleva su nombre.

Todo ello representa un hecho histórico y cultural porque estuvo al servicio de la educación natural de varias generaciones.

Quienes pergeñaron y concretaran la clausura se ufanan: “somos pioneros en el país en este tipo de decisiones. La tarea no se detendrá hasta que el Zoológico cierre definitivamente sus puertas”.

Aunque les cueste creerlo, están de paso en el cargo. Por ende, deben poner límite a las decisiones que involucren al patrimonio cultural de los sanrafaelinos.

Puede interesar respecto a este tema: Parque Mariano Moreno.

Por Roberto Armando Bravo.

One Comment

Leave a Reply
  1. Querido Roberto: El zoológico de San Rafael no podía seguir funcionando de la manera que lo hacía. Las jaulas de reducidas dimensiones, no contemplaban en los más mínimo, las normas de bienestar animal. El lugar donde se lo emplazó no fue el más adecuado, ya que es una de las zonas más frías del departamento. A todo ésto hay que agregar que la escombrera que se ubicó en la costa del río, con los plásticos que volaban por doquier, se cobraron más de un animal. Los robos de animales era moneda corriente: los comestibles terminaban en alguna parrilla y los de mayor valor económico (cóndores) desaparecían como por arte de magia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Andrés Fredes firmó para Huracán

1992 – Huracán y las entradas vendidas como local