Ponerse a enumerar los motivos por los cuales es indispensable que San Rafael cuente con una nueva penitenciaría resulta repetitivo. Es que todos saben de ubicación (demasiado céntrica), problemas edilicios y, por ende, hacinamiento de los reclusos, entre otros problemas.
El diagnóstico data desde hace muchos años; no es ninguna revelación. Lo que, pese al paso del tiempo no se da, es la voluntad política de los gobiernos de turno. En tal sentido, primero habrá que determinar el lugar (sabido es que muchos no quieren tenerla cerca, lo que acota los puntos de ubicación) y, luego, pelear para que el costo que demande se incluya en algún presupuesto de modo de garantizar los fondos.
Mientras tanto, la nueva cárcel de San Rafael continuará siendo una de las asignaturas pendientes.
Por Roberto Armando Bravo.