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Atentado a la capa de ozono

En 1974, la Ciencia descubrió que el llamado Agujero de Ozono se estaba agrandando desmesuradamente. Ello alarmó y mucho. Los gobiernos del mundo comenzaron reuniones especiales para tratar el fenómeno. El diagnóstico apuntó a la contaminación ambiental producida por el auge industrial tras la Segunda Guerra Mundial. O sea que, desde hace más de cuatro décadas, se sabe que la Capa de Ozono se destruye desde la tierra. El hombre atentando contra el hombre. Increíble pero cierto.

Se supo, también, que el fenómeno posibilita que los rayos ultravioletas pasen con menos filtro y que su temperatura afecte a todas las especies por igual. Por caso, la humana padece más cáncer de piel.

Con el correr de los años, esas reuniones pasaron a denominarse Cumbre e incorporaron a los fabricantes de electrodomésticos y otros artefactos y productos dañinos. Coincidieron en la necesidad de una reconversión que se hace extremadamente lenta porque hay mucho dinero de por medio.

Desde finales de los años cuarenta, al mundo ponía feliz ver el humo de las chimeneas: significaba progreso. Cualquier sitio para la radicación era válido.

Hoy el panorama es distinto: el humo y más aún los gases que emanan de los cilindros, hacen pensar que el progreso sirve únicamente si es sustentable; de lo contrario, enferma y mata.

Por tanto, los gobiernos deben  observar atentamente sus ordenanzas y leyes para que la radicación de industrias responda a la zonificación sin excepciones.

Por si solos, ya no sirven los argumentos que destacan una mayor actividad, fuentes de trabajo, etc.

Por Roberto Armando Bravo.

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