El de 1979 fue un año brillante para Néstor Víctor Olmedo. Al comienzo estuvo en Colón de Santa Fe, no le gustó y pegó la vuelta.
No obstante trajo consigo una preparación física como nunca había tenido. Eso quedó evidenciado en su aporte de dieciocho goles al campeonato obtenido por Pedal y su rendimiento tuvo repercusión a niveles inimaginados.
Cuentan que a fin de año, con el mensaje de “Felices Fiestas”, Julio Grondona llamó a Carlos Alberto Delpozzi (presidente de la Liga Sanrafaelina de Fútbol) preguntando por el Yali.
El motivo fue que Independiente, muy caro al sentimiento de Julio Humberto y el resto de los Grondona, había vendido al Beto Norberto Outes y debía remplazarlo, a más tardar, en febrero.
Delpozzi no habló con Olmedo; creyó mejor “armar la cosa” para que el compañero de pieza en Arizu Villa Atuel (disputaba el Regional) fuera Isidoro Celucci, un tipo sesudo a quien el jugador de Pedal respetaba y apreciaba.
Una noche, agotado el truco, el Gringo se sinceró, le contó que no era casual que fueran compañeros de habitación y le dijo todo lo que significaría jugar en los Rojos de Avellaneda. Olmedo lo escuchó con atención y, con mucha calma, le recordó: “Gringo vos y yo somos de San Lorenzo; en San Lorenzo juego gratis, a Independiente no voy, no me gusta”.
¡Qué tipo! Sin dudas, un Olmedo auténtico.
Por Roberto Armando Bravo.