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Usurpación

Mucha gente que tiene una propiedad no habitada vive con el corazón en la boca, ya que teme una usurpación. Son fundadas las sospechas: el fenómeno ha crecido año a año. Ante la inacción de la justicia (condicionada por las políticas de los gobernantes anteriores) se convirtió, como tantos otros, en un “ilícito legal”.

Lo que ahora importa, es cómo se saldrá de esta situación.

Hay dos pasos que deben darse a la misma vez: aplicar la ley (muy clara al respecto) y solucionar el problema habitacional.

Uno posibilitará el derecho a la propiedad (es universal) y el otro  solucionar un déficit habitacional.

Aunque la mayoría de los usurpadores están desocupados, su acceso a la vivienda no debe ser gratuito. Quienes estén capacitados, pueden desarrollar tareas en dependencias públicas, en los horarios habituales, a cambio de los subsidios. Para el resto, habría que estudiar la posibilidad de instrumentar un plan simultáneo de tareas comunitarias y capacitación.

Hay que ir tendiendo acciones para que la cultura del trabajo sustituya a la de la holgazanería.

Millones de argentinos llegaron a “la casa propia” sacrificándose a lo largo de toda una vida. Otros, pese a deslomarse, no lo lograron.

Que su ejemplo valga.

Por Roberto Armando Bravo.

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