A nadie escapa la importancia de las economías regionales que, en su conjunto, definen el perfil productivo nacional.
Consecuentemente, se imponen mejores políticas que abarquen desde la lana del sur, al tabaco del norte, pasando por la uva de Cuyo.
Aquí queremos detenernos; de algún modo se deberá buscar la manera de concretar un reparto más justo; de que, en la cadena de comercialización, el último eslabón no se quede con la mayor parte de la rentabilidad. Podrían analizarse algunas leyes que, en otras naciones, le ponen un techo (por ejemplo del 20%) a esas ganancias.
Los lamentos de los productores se traducen en, por citar alguna, frases como esta: “cobramos menos de dos pesos por litro de vino y en las góndolas de los supermercados se vende a treinta, la botella de 750 cm3”.
Los tributos también influyen: el fisco se queda con seis pesos y centavos en concepto de I.V.A.
Correcciones, se esperan.
Por Roberto Armando Bravo.
