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Unitarios y Federales

Rotas las cadenas, la patria nueva afrontaba el desafío de su constitución como nación. No pocas ideas juntaban o dividían con igual fuerza a los hombres de la Revolución de Mayo en 1810.

Uno de ellos, Bernardino Rivadavia, abonaba la teoría unitaria partidaria del centralismo político bajo la capitalidad de Buenos Aires. Y la llevó a la práctica en 1826 cuando fue elegido presidente del país. Tanto, que sancionó una Constitución de carácter unitario. Por aquello de que a toda acción sigue una reacción, los Federales acentuaron una lucha en procura de imponer su criterio.

Y lo hicieron a costa de lo que fuere, a punto tal que un año después una fuerte insurrección que encabezaron obligó a Rivadavia a renunciar. Las diferencias fueron tan marcadas, que el depuesto primer mandatario tuvo que exiliarse en España.

El modelo fue impuesto de modo lento y progresivo. Y todavía no llegó al ideal: está permanentemente en agenda siendo la Coparticipación Federal de Impuestos el punto a mejorar para una mayor equidad y justicia.

El interior no tiene que claudicar en su afán por eliminar todos los vestigios del centralismo y, para eso, hace falta una unidad por sobre los matices político partidarios.

Por Roberto Armando Bravo.

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