La meta de un pibe del siglo XX era llegar a Primera de un club de fútbol y jugar en la Selección. Si vivía dentro de la geografía de los equipos de A.F.A., el objetivo era el combinado argentino para disputar, aunque más no fuera, partidos amistosos. Una convocatoria a Eliminatorias o Mundial posibilitaría tocar el cielo con las manos.
Si el pibe vivía en el interior, por caso San Rafael, soñaba con camisetas Albicelestes, Tricolores, Albas, Azuloro, Rojas, Azulgrana, Celestes, Albinegras y otras, aunque la ambición mayor siempre sería ser parte de la Selección para jugar el Campeonato Argentino Adrián Beccar Varela o, en fechas patrias, Pintarle la Cara a los grandes equipos y cracks que venían a disputar amistosos.
Jugar en una Selección Nacional, Provincial o Departamental siempre fue motivo de orgullo.
Año a año, el fútbol sanrafaelino estaba expectante por saber quién sería el seleccionador y quiénes los seleccionados. No extrañaba; había medio siglo de verdaderas epopeyas de nuestros muchachos ganando etapas provinciales de la Beccar Varela, además de otras significativas conquistas.
Así hasta los ochenta. Hubo un impasse y, hacia el final de la década, se reflotó el Campeonato Argentino con juveniles y nuestros pibes hicieron suya la Adrián Beccar Varela 1988. A partir de entonces, y luego de otras pocas ediciones, todo se diluyó.
¿Cuántos años hace que no se forma una Selección Juvenil en el Interior? Muchos. Demasiados. Como no les cuenten los viejos nostálgicos, los pibes que hoy juegan en Primera no saben lo que es una selección.
La decisión centralista aniquiló el sentido de pertenencia en todo el interior. Claro que no existe la selectividad cuando un objetivo atenta contra la esencia; las consecuencias actúan como un búmeran.
Tal vez por eso, hoy en calle Viamonte sueñan con una quimera: que la Selección Juvenil le gane mañana por cinco goles de diferencia a Venezuela y clasifique para el mundial Sub 20 de Corea del Sur.
Hasta ahora no logra ubicarse cuarta entre seis selecciones. Y si no clasifica se cumplirán diez años sin títulos (Canadá 2007). En setiembre pasado, la A.F.A, tenía en su poder 44 proyectos de entrenadores interesados en dirigir a la Selección y eligió a Claudio Úbeda que no había presentado ninguno. Entre los postulantes estaban, César Luis Menotti y Francisco Ferraro, que fue el D.T. del equipo que ganó el Mundial Sub 20 de Holanda en 2005. La letra del tango Cambalache dice algo al respecto.
Ya cumplió 21 años aquel camino que trazara José Pékerman (Qatar ’95) y que tuviera continuidad con Hugo Tocalli y el propio Pancho Ferraro conquistando 5 mundiales y otros tantos Sudamericanos.
De todos modos, nada de esto sorprende. Por ahora hay silencio porque, como siempre pasa, muchos que fueron complacientes callando están agazapados esperando que el árbol caiga.
Por Roberto Bravo.
