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San Martín: amargo final

Empujado por circunstancias que ya hemos repasado, el General don José de San Martín decidió el exilio por voluntad propia. Sus últimos años los afrontó con una salud muy deteriorada (asma, úlceras, reuma, miopía) y pocos recursos económicos.

Vivía de la escasa renta que producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de amigos como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó económicamente para comprar su casa de Grand Bourg.

Del gobierno argentino no recibía paga alguna y chilenos y peruanos no le abonaban regularmente los sueldos correspondientes a un general retirado.

El 17 de agosto de 1850, después de las 2 de la tarde, sufrió intensos dolores de estómago. Su médico, el Dr. Jardon, estimó que pasarían y así fue aunque, repentinamente, el General hizo movimientos compulsivos y expiró casi sin agonía junto a sus hijos.

La noticia llegó a la Argentina a los días. En Mendoza hubo dolor. En el resto, indiferencia. El prócer mayor de la patria había fallecido en el ostracismo. Tan tarde como justo, el reconocimiento llegaría con los años.

Por Roberto Armando Bravo.

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1950 – Nació San Martín (SdlR)

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