Una y otra cosa no siempre va de la mano. Algunos luchan por ganar solamente un lugar “importante” y ello, por sí solo, no alcanza.
La gente demanda (tanto de los ámbitos públicos cuanto de los privados) valores cualitativos. Quiere, por ejemplo, buenos servicios, reglas claras, respeto de sus derechos, trato educado y, si es posible, atento.
La gente necesita ser considerada en igualdad de condiciones independientemente de su posicionamiento social, de su capacidad económica, de sus relaciones.
La gente detesta que sus demandas sean “ninguneadas”, que su plata parezca tener menos valor que la de otros, que su talla humana sea reducida.
Como todos sabemos diferenciar perfectamente lo bueno de los malo, lo correcto de lo incorrecto, cada uno deberemos replantearnos cómo estamos haciendo las cosas.
Las correcciones posibilitarán una sociedad más parecida a la que construyeron nuestros pioneros.
Por Roberto Armando Bravo.