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Hagamos que la patria viva

El 9 de julio es un día para festejar. Cada cumpleaños, anida en los corazones el amor por la patria. Más hoy, cuando se cumplen 200 años de aquella jornada histórica en Tucumán.

Es, asimismo, un momento propicio para reflexionar sobre cómo seremos a partir de mañana, el primer día del tercer siglo.

El presente nos muestra dependientes; si, dependientes de nosotros mismos.

Dependemos, por ejemplo, de nuestro individualismo. El bien común queda lejos y la realidad nos muestra divididos en partes. Y, así, es muy difícil crecer como nación. Aquellas que a través de los tiempos se han convertido en potencias (algunas emergiendo de sus cenizas) han contado con gente que supo transitar el camino de los intereses del conjunto, aun a costa de resignaciones.

La transgresión se ha metido como un virus en la sangre de una porción muy importante de la sociedad, al punto de competir «cabeza a cabeza» con lo que corresponde, con la legalidad.

Así como hace 200 años supimos romper otras cadenas, a partir del primer día del año 300 (mañana, 10 de julio de 2016) debemos aprender a desenganchar los eslabones de estas que nos tienen presos.

Liberarnos es posible. Solo debemos proponérnoslo.

Honremos la patria para que viva.

Por Roberto Armando Bravo.

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