La mayoría de los jueces son consecuentes con tal principio. Uno cree que el cargo les pone limitaciones entendibles; les lleva a guardar silencio.
Tal vez también tenga que ver con una cuestión práctica: sería imposible para un magistrado, aun cuando haga gala de gran pedagogía y poder de síntesis, explicar las decisiones sobre las muchas fojas que tiene un expediente.
Por ello suena a lógico el «mutis por el foro»; es decir que los jueces, siendo actores principales, permanezcan en la escena silenciosamente.
De todas formas, sin ser mediáticos, hay jueces que acceden a requisitorias periodísticas y hablan sobre sus sentencias. Y es bueno; posibilita el acceso de la gente al conocimiento de ciertos aspectos a tener en cuenta porque influyen en la vida cotidiana. Clarifica decisiones que desde el sentido común son inconcebibles pero desde el derecho responden a leyes, fallos de casos similares (jurisprudencia) usos y costumbres.
Ambas posturas se comprenden perfectamente por lo que, en este sentido, los platos de la balanza están equilibrados.
Por Roberto Armando Bravo.