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¡Feliz Cumpleaños Huracán!

La institución de avenida Mitre festeja hoy 90 años de gloria. La gentileza de Edgar Merín nos posibilitó acceder a este escrito de extraordinario valor. Fue realizado por alguien que vivió la historia vistiendo pantalones cortos: Carlos Acosta Bielli que, años después, lo obsequió a su amigo Eleuterio Merín.

“El 15 de noviembre de 1925, a la siesta, una copiosa lluvia barrió la polvareda de una interminable tropa de carros portadores de cueros para la Barraca de Daniel Julián, habilitada un año antes del emporio comercial de ramos generales ubicado donde se juntaba el Carril Nacional con el Canal Pavéz (hoy Mitre y Patricias Mendocinas). Era la primera tormenta de verano acompañada de remolinos huracanados. Luego de su paso, asomó un arcoíris para ponerle color al perfume inigualable de la hierba mota y los pámpanos de los gringos Melzi, pero no habría partido de fútbol. Frustrada tal posibilidad, los muchachos se fueron a reunir a lo de Juan Antonio Vittone; casa de descomunales adobones (Mitre 550, aproximadamente) que albergaba a los viajantes que venían a la Colonia. Lo hicieron en una sala con mesitas redondas donde bebían y jugaban al truco los finqueros de calle Italia y alrededores. El rubicundo y guasón bromista Juan Viborón Bustos, formuló el anuncio que sería expresado por el dueño de la idea: el larguirucho y flemático Urbano Peralta; crear un club que fuera la antítesis del Sportivo Pedal Club, fundado un año y medio antes. Hubo aprobación unánime con esparcimiento alocado por doquier, abrazos repetidos y eufóricos. El Flaco fue, desde ese impetuoso torrente de voces que clamaban, el numen y estandarte frenético sin herencia ni abolengo.

El estadio de Huracán a pocos días de su inauguración (9 de julio de 1946). La tribuna que era central, al ser corrida la cancha años después, es la que hoy quedó desplaza al sector sur de la platea oeste.

Se acercaba la medianoche y había que encontrar un nombre. Las ideas apuntaban a la inclemencia climática de la tarde, aunque viento, ventarrón, nuevo horizonte y ciclón no tuvieron eco. Un gordinflón petiso, musculoso, de ojos saltones como si le hubiera picado un tábano soltó ¡Huracán! Y argumentó: el Huracán arrasa venciendo escollos; es inocente y valeroso.

El nombre sonaba bien. Tan bien que, al ser coreado, recibió aprobación unánime.

Después le llegó el turno a los colores. Serían azuloro en homenaje a Boca Juniors que ese año había realizado una extraordinaria gira por Europa (la primera de un club argentino).

Finalmente, en un acta volante quedó estampada la nómina de los fundadores. Presidente, Urbano Peralta; vice, Juan Bustos; secretario, Eleuterio Merín; tesorero, Juan Francisco Vittone; vocales, Federico Merín, Mario Bravo, Lucio Bondino, Osvaldo Martino y Fortunato Gattás. Sin saberlo, habían hecho historia.

Al día siguiente, el acta volante era tan demandada como el almanaque Bristol que, donado por las farmacias, era muy buscado principalmente por los agricultores porque predecía, con acierto, las variaciones mensuales climáticas y todo lo referido a las rotaciones solares y las fases lunares para las siembras y otros borradores zonales”.

Los noventa años posteriores edificaron obras y hazañas deportivas que este sitio recuerda al igual que el de las otras instituciones deportivas sanrafaelinas.

Por Roberto Armando Bravo.

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