Cada tanto, los efectos de los temblores son devastadores. La pérdida de vidas humanas, quienes quedan impedidos por heridas recibidas y el daño psicológico en todos, no tienen reparación alguna.
Los daños económicos, por su parte, obligan a los gobiernos a sacar de donde sea para paliar la situación por la destrucción de infraestructura, mobiliario, artículos del hogar, rodados, etc.
En nuestra Mendoza, víctima potencial de estos desastres, se estudió presupuestar daños por sismos. Un cálculo parcial indicó que las pérdidas estimadas para la Capital Provincial serían del 0,59% -según índice especial- lo que demandaría un tiempo calculado en 200 años para levantarla. De allí entonces, la necesidad de adoptar criterios de protección financiera.
Teniendo en cuenta la creación de fondos anti cíclicos para paliar las recurrentes crisis financieras, la medida tiene sentido.
Siempre es necesario prevenir para cuando haya que curar.
Por Roberto Armando Bravo.
