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Don Segundo Sombra

El personaje ideado por el notable narrador y poeta Ricardo Güiraldes es el espejo del gaucho de las pampas argentinas. Sabio, experimentado, callado, valiente, nómada. De notable habilidad para múltiples tareas como la de domador de yeguas y caballos. Y, además, protector, guía, amigo. Así lo vio (y admiró) Fabio Cáceres, un joven de infancia difícil que comenzó a transitar su camino cansado de la rutina de un pueblo perdido en la nada.

El encuentro deslumbra al muchacho: «Inmóvil, miré alejarse, extrañamente agrandada contra el horizonte luminoso, aquella silueta de caballo y jinete. Me pareció haber visto un fantasma, una sombra, algo que pasa y es más una idea que un ser, algo que atraía con la fuerza de un remanso, cuya hondura sorbe la corriente del río». Don Segundo se convierte en su padrino, le cuenta historias que lo deslumbran, y van de pueblo en pueblo alternado trabajo, bailes y competencias de reseros matizados.

Un día, mientras trabajan en una estancia, reciben una carta dirigida al muchacho desde su pueblo natal. Por ella se enteran que un rico hacendado, con quien Fabio vivió un tiempo durante la infancia, era su padre y, al morir, le ha dejado en herencia toda su fortuna. Ira y rencor afloran por igual en el nuevo rico. Consulta a don Segundo y este le aconseja aceptar la herencia prometiéndole que lo acompañará y asesorará. Así transcurren tres años en los que el muchacho traba una fuerte amistad con el hijo del administrador que lo introduce en el mundo de los libros y la cultura.

«Por la comezón en el alma», un día don Segundo decide retomar su interminable camino de hombre libre. Fabio siente un inmenso dolor por la partida de su amigo. Cuando la despedida, se sonríen amistosamente deseándose lo mejor. Fabio lo mira alejarse: «Di vuelta a mi caballo y, lentamente, me fui para las casas. Me fui, como quien se desangra».

Don Segundo Sombra es, a no dudarlo, la primera obra de carácter universal producida por la literatura gauchesca argentina.  Valores, hombría y sencillez van lejos: trasponen las fronteras de la pampa y Argentina para erigirse en un clásico dentro de la literatura regionalista del continente americano.

Por Roberto Armando Bravo.

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