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Día Internacional de las Personas de Edad

La gran mayoría tuvo una vida activa plena de trabajo y sacrificio; sueños incumplidos, desvelos y también felicidad. El paso del tiempo dejó callos y caricias en alma y corazón. Desandó alegremente el camino los primeros años (¡qué lindo ser niño!), la ilusión de ser mayor, la independencia y la formación de una familia.

Y llegó un momento en que sufrió el síndrome del nido vacío y la actividad laboral cesó. A la par de esos duelos, los ingresos disminuyeron, aparecieron las llamadas enfermedades crónicas (cada vez hay más) y los consecuentes gastos para controlarlas. Muchos, en la medida que pudieron, encontraron algún rebusque para juntar un pesito más. 

Otros tantos no tuvieron esa suerte pero algún hijo (consciente y agradecido de todo lo recibido) cada tanto arrima algo. Claro que a esas alturas hace falta pan y también rosas. Además del sustento, alguien con quien conversar, que escuche, que devuelva afecto, respeto y cuidado.

El estado, por su parte, siempre debe estar atento para facilitarles el acceso a sus derechos de modo sencillo. En los últimos años concretó medidas en su beneficio. Durante la gestión de Cristina Fernández viuda de Kirchner se les aseguró dos aumentos de haberes al año. El gobierno del presidente Mauricio Macri, a pocos meses de asumir, impulsó la ley por la que reciben lo que se les adeudaba y la devolución del I.V.A.

Han sido pasos importantes, aunque se hará justicia plena cuando lleguen al 82% móvil.

Brindamos por que se concrete lo más pronto posible. Para muchos, el futuro es hoy.

Por Roberto Armando Bravo.

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