Se alzan las copas despidiendo un año y dándole la bienvenida a otro. Los anhelos están a la orden del día.
En su mayoría son materiales: mejor trabajo, mayor sueldo, vacacionar. Y es entendible: hay gente que lleva casi una vida soñando con adquirir cosas que no representan un lujo; un electrodoméstico que alivie la tarea del ama de casa, un auto que facilite el traslado y llevar los chicos a la playa, no son bienes suntuosos ni mucho menos: ayudan a elevar la calidad de vida, algo que nos merecemos todos los seres de buena voluntad.
Todo eso (y más) se puede comprar. Teniendo plata, con mayor o menor dificultad, se alcanza.
Hay otras cosas que no se venden, que no están en el mercado; entre ellas, el amor, la paz, la convivencia armónica, la salud.
¡Brindemos por ellas!
¡Feliz 2016!
Por Roberto Armando Bravo.