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Nada casual

Roberto Carrizo, Marcelo Torres, Miguel Godoy. Detrás, Luna. San Martín de Monte Comán (Argentino 1998).

En el fútbol es inusual que los ascensos institucionales y deportivos se den en un contexto planeado. Generalmente, las aspiraciones no superan el corto o mediano plazo.

Pero hay excepciones: la de San Martín de Monte Comán en los ’90, fue una de ellas.

Era como si todos los pasos respondieran a una suerte de libreto de modo tal que, al menos a propios, no extrañó que en 1996 se obtuviera el primer campeonato de la rica historia Ferroviaria y el mismo año comenzara la participación en el Argentino “B”.

Ese año, Juan Carlos Cano y Aldo Javier Rodríguez reforzaron al equipo con los Rueda, los Carrizo, los Vallejos, los Arenas, Fernando Castillo, Mosiuk, Kotani, Giacinti, Cervera.

Lo mucho y bueno que dejaba cada presentación en Pedal (ya se construía el nuevo estadio Albinegro) se reflejaba en la adhesión de la gente: como local, vendió 1.126 entradas de promedio.

En aquella primera participación perdió las finales con Mataderos (Necochea) pero, al año siguiente, llegaría el ascenso al “A” al derrotar a Villa Congreso (Río Negro).

Y si algo faltaba para coronar los años soñados y pensados, en 1997 se inauguró el estadio Ovidio Bernués, orgullo de montecomaninos, en particular, y sanrafaelinos, en general.

Las cosas no suceden solo porque sí. El recuerdo de aquel Monte Comán (1995/99) los demuestra cabalmente.

Por Roberto Armando Bravo.

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