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Un cuento Verde

Los amigos andan por los sesenta y pico. Han llegado temprano a la cabecera norte del Gigante ilusionados con ser testigos del segundo campeonato de la historia de Rincón del Atuel, que tiene tantos años como ellos.

Falta más o menos una hora, por lo que hay tiempo para conversar. Los diálogos comienzan por este presente victorioso.

“Con el empate esta tarde somos bicampeones”, arranca Jorge a modo de introducción.

“Seríamos Tri de no haber perdido aquella final con Pilares hace dos años. Por eso, esta cancha me da mala espina”, confiesa Aníbal, que levanta un brazo con ademán de persignarse.

“Bueno pero, la verdad, los últimos años andamos dulces”.

“Y si, desde que ascendimos con el Gallego García ¿te acordás?”.

“¡Claro! asiente Aníbal. Entre el ’95 y el 2013 no pasó Naranja. La verdad, estos dirigentes han trabajado mucho y bien”.

Jorge hace una pausa cuál Enzo López y, con la misma claridad del cinco, caza el guante y profundiza sobre el Torneo del Interior del ’95.

“¿Te acordás aquel viernes por la noche en la cancha de San Martín de San Juan?”.

Aníbal se rasca la cabeza como queriendo que emerja el pasado.

“¡Ah, sí, cuando le ganamos a Desamparados 2-1! ¿Uno lo hizo Jorge Carrizo o el Turco Omar Cirame? ¡Qué goleadores!”.

“¿Y lo que atajó Sergio Sainz? ¡Si hasta hubo una que se le iba entre las piernas y evitó el gol sentándose sobre la pelota!”.

“Muy buen equipo aquel del Juancho Cano que, de no ser por un sorteo que benefició a los Misioneros de Bartolomé Mitre, hubiera quedado a un paso de ascender al Nacional B”.

La tribuna se va pintando de Verde, cada vez hay más calor humano. Jorge se incorpora y, con disimulo, tira la yerba del mate detrás de la tribuna. Se sienta, menea la cabeza y dice:

“Porque antes del ’95, poquito ¿no?”.

“Poquito”, asiente Aníbal que, aunque se rasque la cabeza, recordará poco.

Jorge no quiere dejar offside a su amigo y le tira un salvavidas.

“Qué sé yo; el del ’72/73 nos dio un par de alegrías: el ascenso en Pedal frente a El Porvenir y el Vendimia frente a los Trico en Deportivo”.

Aníbal no naufraga y hace memoria.

“El Mono Herminio Fernández en el arco; Roberto Asencio, Nito Astorga y el Flaco Mandolessi en la defensa; el Zorrito Alías y Mandolessi chico en la creación…”.

Jorge agrega:

“Y los otros Alías, los Toro, Martínez, Brocal, Sosa, Maya y el pibito Garello”.

“Sí, y el Negro Moyano los dirigía”.

Fruncen el ceño, se miran y no dicen nada; se conocen tanto que por la cabeza de ambos pasan las tragedias que pusieron un crespón negro en la historia Verde. Los que partieron también son parte del rumbo, piensan para sí.

Como si existiera una orden superior, el medio millar que llegó desde la Primavera se pone de pie y recibe a los de Néstor Yáñez y el Tanque Ferreyra con serpentinas y humo verde.

Se viene el partido. Más tarde, después de la victoriosa caravana hacia Rama Caída, entrada ya la noche, los amigos -a los que se sumarán otros- se darán tiempo para, cerveza y maníes de por medio, rescatar del pasado más Cuentos Verdes.

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Por Roberto Armando Bravo.

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