Los cuadros de delincuentes locales interactúan con pares de otros lugares para cometer los delitos de cada día. Los de aquí hacen inteligencia. Recopilan toda la información sobre comercios, industrias, profesionales y particulares y, a la hora de actuar, cubren sus rostros. Los foráneos suelen imitarlos o actuar a cara descubierta total ¿quién los conoce?
Perpetrados los hechos, cambian la localía y los visitantes se convierten en dueños de casa.
La policía conoce el modus operandi pero solo puede tratar de prevenir siguiendo de cerca los movimientos de sospechosos. Pero ellos son una parte del equipo.
Para impedir que se consume la asociación hace falta que vuelvan los controles de ruta permanentes. Uno, en el arco de entrada a San Rafael por Ruta 143, desbarataría muchas intentonas. No significa desatender la variante Agua del Toro u otros accesos como los lugares que nos vinculan con el sur y el este, pero el de Capitán Montoya es indispensable.
Por Roberto Armando Bravo.