La presentación de El Ciclón en el estadio del Sportivo Pedal Club despertó una enorme expectativa: si hasta alguno escribió versos publicados por La Capital: “el 12 vamos a ver a Rendo, Albrecht y Telch…”.
En aquellos años venían muchos clubes de A.F.A., aunque no muchos grandes y, más allá de la fama, pisarían la cancha de Pedro Vargas y Cabildo jugadores de Selección como Oscar Calics, Mario Chaldú y Rafael Albrecht (reciente Mundial 1966), José Varacka (Mundiales1958, 1966 y Copa de las Naciones 1964), Roberto Telch y Victorio Casa (Copa de las Naciones ’64).
A las 4 de la tarde de aquel miércoles 12 de octubre de 1966, tribuna y platea oeste estaban repletas y en los otros tres sectores había tres o cuatro filas de espectadores parados (el terreno se elevaba hacia atrás del tejido de alambre para que todos pudieran ver).
Pero, además, la gente había trepado a eucaliptus y torres de iluminación y, dentro del campo de juego, hubo una importante cantidad de sillas. El millón setecientos mil pesos m/n que se recaudó significó unas 6.000 entradas vendidas.
El espectáculo estuvo a la altura: San Lorenzo desplegó un juego de alto vuelo y su oponente (un combinado de Pedal, El Porvenir y Villa Atuel) respondió con entrega y buenas actuaciones individuales, como las de Titi Lamacchia, Perico Rebolloso, Caracha Oviedo, Pocho Pedernera, Ramón Jofré y el Loco Spósito. No obstante, Los Santos no se apiadaron: ganaron 7-1.
El Bambino
Aunque sin logros que exhibir, el ídolo de los sanlorencistas era Héctor Rodolfo Veira: además de desparramar talento y convertir dos goles, el Bambino fue protagonistas de algunas anécdotas.
El chanfle: tiro libre para San Lorenzo, a 25 metros de la valla sur: cuando Veira se dispuso a disparar, los hinchas palpitaban; el 10 le pegó de punta enviándola tres metros por sobre el travesaño…
Ágape pos partido en Sodería Nihuil (Independencia 200): “O nos pagan, o no jugamos”. Rodeado de fanáticos, se lo dijo el Bambino a algunos de sus compañeros, no sin antes guiñarles un ojo. Los que no lo advirtieron lo miraron con decepción.
Con el gran Emilio, no: Emilio Bielli lo entrevistaba y Veira respondía cualquier cosa. El relator de fútbol, que había olvidado presentarlo, lo despidió con un “muchas gracias, Rafael Albrecht”. Al rato, desconcertado, el Bambino lo buscó y le preguntó por qué le había cambiado el nombre, a lo que Emilio le espetó: “Andá, canchero, ahora explicale al Tucumano que te hiciste pasar por él”.
Para entender lo anterior, hay que contextualizar: en aquella época, los jóvenes le tenían mucho respeto a los más grandes. Tanto que, inclusive, los trataban de usted.
A propósito de Albrecht: aquí fue probado de centrofoward, de cara al partido que el domingo debía disputar San Lorenzo frente a San Martín en Mendoza por el Nacional. En vida, el gran defensor recordaría que fue la única vez que no jugó de Cuevero.
Por Roberto Armando Bravo.