El Naranja da pasos agigantados. Desde su fundación en 2010, ha conseguido el ascenso a la “A”, títulos en la máxima categoría del fútbol local y dos participaciones en el Federal “C”, una de ellas con final incluida.
Pero, más allá de los logros deportivos, la institución Religiosa ha crecido también en infraestructura. Recorrimos el predio del club, donde en un futuro estará la cancha oficial, y mostramos cómo es ese enorme lugar ubicado en calle Los Dos Álamos.
Son aproximadamente catorce hectáreas. Tiene un ingreso/egreso muy vistoso, dividido por un boulevard en el que hay pequeñas palmeras y farolas. A la derecha de la entrada se encuentran ubicadas varias churrasqueras con frondosos árboles.
Si uno mira hacia el fondo se ve un quincho que, además de oficiar como tal, por el momento cumple el rol de gimnasio.
A la derecha de ese quincho hay una cancha auxiliar en la que hace fútbol la Primera y las divisiones inferiores.
A la izquierda, está lo que más adelante será el campo de juego oficial de Pilares. El mismo tiene cierre perimetral y, al igual que todas las canchas auxiliares, un césped digno de envidiar. Vale destacar también, que todos los campos poseen riego por aspersión.
El predio cuenta también con dos canchas más (una de ellas es usada para practicar hockey) y una frondosa plantación de ciruela y damasco en el sector norte.
Vestuarios
Hay para los locales, visitantes y ternas arbitrales. En el mismo edificio está la utilería y en un primer piso se está construyendo un gimnasio.
Próximamente, estacionamiento
Junto al sector oeste de lo que será la futura cancha, se está construyendo un estacionamiento para autos, con tela antigranizo.
Los logros deportivos son importantes y recordados, pero el vértigo con el que se vive hace que su disfrute sea pasajero. Las obras, en cambio, pueden ser usadas por muchas generaciones que valorarán el trabajo realizado. Felicidades a Pilares; su predio es un ejemplo a seguir.
Por Roberto Bravo.