Es casi medianoche. Hay más de 4.000 espectadores en el Polideportivo N° 2. Algunos de ellos hasta se han encaramado en las cabreadas buscando una mejor visión. Todos quieren ver al Puma, ídolo del pugilismo sanrafaelino, si los hubo, que pelea con 34 años a cuesta.
Hace algunos meses, Juan Carlos Giménez ha cumplido una condena de trece años de cárcel que le frustró la posibilidad de pelear por el título argentino (en 1970) y de vaya uno a saber cuántas posibilidades más porque, ciertamente, su proyección no tenía techo.
Ya había combatido en el mítico Luna Park ante el número uno del ranking Horacio Golepa Cabral en un «Draw» que bien pudo haber sido victoria del Puma.
Corre 1985 y todos han querido estar presentes para ser testigos de otra oportunidad que le da el deporte y para la que el Puma se preparó durante años intra muros: la de pelear por la corona provincial liviano. En frente, Norberto Reyna, un excelente boxeador.
El desarrollo es parejo: el sureño no puede imponer su potencia pero la técnica del mendocino, más joven, no marca diferencias por el buen plan de pelea urdido por el entrenador Antonio Araujo.
Eso hasta el décimo round, donde Giménez descarga un Cross de derecha que impacta de lleno en el rostro de su adversario que comienza derrumbarse, ante una andanada de golpes, hasta la cuenta de diez.
Como en sus mejores tiempos, ha noqueado el Puma; euforia y emoción sintetizan el sentir de los corazones que galopan.
Nadie puede permanecer indiferente: el hombre le ha ganado un round muy importante al destino que en las últimas horas se lo ha cobrado.
Descanse en paz campeón.
11 de octubre de 1985 – Round definitivo del combate entre Juan Carlos Giménez y Norberto Reyna – Relato de Roberto Armando Bravo en transmisión de Armonía para LV4 Radio San Rafael
Por Roberto Armando Bravo.
