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Matador

Cuando las hojas de los calendarios indicaban que se iban los ochenta, apareció en la Primera de Atlético San Luis un chiquito que venía haciendo goles «a montones» en las inferiores del Albo. «La rompe» exclamaban entusiasmados técnicos y dirigentes.

Algunos, pensando a futuro, vaticinaban: “Se va a cansar de hacer goles en Primera”.

Le erraron. Jorge Carrizo, a él recordamos, nunca sació sus ansias de “inflar redes”. Y mire si hizo goles, ¿Eh? Y no solo los marcó; también ayudó a que otros se encontraran con el arco rival.

El Matador era un astuto de “Las 18” que aunaba dominio, intuición, certeza para definir (con ambas piernas y la cabeza) y, aunque de goles viven los delanteros, jugaba, siempre jugaba; tenía la virtud de hacerlo en equipo, de saber asociarse, de ingeniárselas en espacios reducidos y de espaldas al arco.

1996: Jorge y Roberto Carrizo con la casaca del Globo. El que la pisa es Robertito (hijo de Roberto). Detrás, Gustavo Alegret y Marcelo Perruzzi.

En lo que los pronosticadores no erraron (tal vez se hayan quedado cortos) es la cantidad de goles marcados por Jorge Carrizo. El cúmulo fue aumentando progresivamente: algunos en Atlético San Luis, más en Deportivo Argentino y muchos más en Sportivo Pedal Club, Rincón del Atuel, Huracán y San Martín de Monte Comán.

Cipolletti de Río Negro también requirió de su especialidad y, ya en el Nacional “B”, no defraudó.

¡Te están buscando Matador!

Como una respuesta a la canción de Los Fabulosos Cadillacs (que sonaba mucho por los ′90), a Jorge Carrizo los defensores no lo encontraban.

Por Roberto Armando Bravo.

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