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¡Feliz Día del Trabajador!

Sí, ya lo sabemos; poco por festejar en cuanto al presente, a la realidad actual.

Pero ¿sabés por qué tenés que festejar? Porque exhibís una conducta humana de la que enorgullecerte. Eso, nada ni nadie lo podrá modificar; lo que lograste con tu esfuerzo y honestidad está. ¿Qué querías más? ¿Qué merecías más? Llegará esa oportunidad y entonces vas a poder, como antes.

El impensado y tormentoso presente invita a reflexionar. Entre empleadores y empleados hubo un reciproco  amarretismo con agradecimientos, felicitaciones y reconocimientos.

Al igual que entre padres e hijos, esposos, hermanos, familiares y amigos faltaron palabras y gestos de cariño, de amor.

Vamos a salir. Dios lo va a querer. Y los unos y los otros tornemos con los corazones abiertos.

Por Roberto Armando Bravo/Roberto Bravo.

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