Para recordar a Simón Sanz necesariamente hay que hablar de juego y trabajo. Los años mozos lo tuvieron como uno de los grandes jugadores del básquetbol sanrafaelino de los cincuenta y sesenta.
Por entonces, las únicas referencias existentes para ver “dónde estábamos parados” eran los partidos amistosos (no muchos) que se podían concretar con los quintetos de Mendoza. Precisamente en esas ocasiones se ponía de manifiesto su jerarquía, y la de otros muchachos, ya que estaban a la par de ilustres visitantes.
El Ñato supo armar juego y sacar provecho de su talla bajo los aros. Eran llamativamente certeros sus dobles y su serenidad a la hora de cambiar por simples las faltas adversarias.
Otra: por su predisposición y ánimo fue muy importante para cualquier grupo. Completito como, por ejemplo, Lucero, Aldunate, De Cunto y De Reatti (por nombrar a los de la foto), que jugaban tan bien con las manos como con los pies porque también le hacían al fútbol.
La otra faceta
Durante muchos años, Simón Sanz fue gerente de la Liga Sanrafaelina de Fútbol exhibiendo cualidades administrativas de primerísimo nivel.
Muy trabajador, prolijo y hasta minucioso, marcó rumbos que fueron imitados por sus pares de otras ligas en aquellos tiempos que encontraban al fútbol nuestro en el pináculo, codeándose con los más importantes del país.
Aunque nunca lo pregonara, Simón Sanz era de esos para los que las cosas se hacen de un solo modo: bien y, si es posible, muy bien.
Por Roberto Armando Bravo.
Gracias Armando por este homenaje a la trayectoria de TREMENDO SER HUMANO…Tan buena persona, cauta, inteligente, gentil, grato, oportuno, etc… REPITO: GRACIAS!