Lo sufre cualquier sanrafaelino que debe dejar el lugar donde nació y se desarrolló. Extraña a seres queridos, la casa, el barrio y hasta el árbol de la entrada. Y eso que no ha perdido nada porque, simplemente, ha partido buscando un horizonte económico mejor.
La triste situación sirve como introducción para tratar de entender el drama de los refugiados de países cuyos gobernantes violan sus derechos humanos arrebatándoles la libertad, haciéndolos padecer la guerra y todos los flagelos que ella trae consigo.
Sirios, afganos, iraquíes, africanos y otros, son parte de cifras escalofriantes: 60.000.000 en el mundo. También, ellos y otros, más allá de las políticas humanitarias implementadas por las naciones de la Unión Europea, son, para muchos países del viejo mundo, un problema que, lejos de tener una solución que deje satisfechos a todos, se agudiza a diario.
Por Roberto Armando Bravo.