Hay momentos para aprovechar. Suelen presentarse una sola vez.
Desde hace meses la sociedad suma sorpresa, estupor, indignación, decepción. Todo eso, y más, lo producen las imágenes que muestran los gravísimos hechos de corrupción que fueron In Crescendo entre 2003/2015.
Hay desencanto en quienes adhirieron a las políticas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Sienten que las medidas que los pudieron haber beneficiado no fueron producto de una economía genuina. Saben que ahora deberán pagar los costos porque la ficción algún día se corre y deja al descubierto la verdad.
Hay amargura. Padecen, cuasi una traición, el modo en que les han robado. Depende del lugar en que se encuentren, será la reacción. Gente honesta y competente ya bajó los brazos: más allá de haber formado parte del gobierno. «Imposible digerir esto», pensarán para sí.
El electorado independiente, que creyó en el Gobierno Nacional y Popular, quiere olvidar rápidamente. Queda otro núcleo, cada vez más chico, que apelará a todo lo conocido y por conocer para negar, buscar otros culpables, desviar el foco de la atención poniendo el acento en los errores de la administración actual, etc.
La corrupción comenzó en los noventa y ya cumplió un cuarto de siglo. Cada delincuente de guante blanco, o no, redobló la apuesta ¡Si a los que se fueron con los bolsillos llenos no los condenó la justicia ni la sociedad! ¡Siguen siendo señores!, se justifican.
Corrupción + impunidad se metió en la sangre de muchos. Al punto que los obnubiló; es difícil entender cómo pudieron ser inteligentes para cometer ilícitos y torpes para quedar tan comprometidos.
La ley debe aplicarse con todo rigor. La justicia tiene que seguir investigando; no todo ha salido a la luz y se imponen condenas Para Todas y Todos.
La sociedad espera cárcel y devolución de lo mal habido. Recién entonces habremos tocado fondo y podremos comenzar a emerger como una sociedad consciente de que «El que las hace las paga». Para estar a la altura de la circunstancias habrá que dejar de mirar para otro lado.
Para la ocasión vale una frase de antaño: «El tren de las oportunidades puede pasar solo una vez en la vida».
Por Roberto Armando Bravo.
Todo alreves. Estos corruptos son señores. Ladrones de guante blanco impunes. Mujeres llamadas «señoras» de forma errónea que se prostituyen en tv y tipos como tinelli que denigran a la mujer y el es un señor. Pobre Patria mia