Corrían los sesenta y en las canchas de Deportivo Argentino, Deportivo Goudge o Huracán las radio a transistores traían las novedades de lo que pasaba en el fútbol de A.F.A. El «Atento Fioravanti» indicaba que Horacio Besio, Damián Cané o algún otro periodista informaría de un gol por Radio El mundo.
Una sofocante tarde de diciembre de 1962, Boca y River jugaban el llamado «Partido del Siglo»: aquel del penal que Roma le atajó a Delém y que significó otra estrella para el Azuloro.
Fioravanti narra la acción y, para graficar la alegría que causó en los boquenses, habla de “vocinglería” (ruido de muchas voces) y “chillerío” (conjunto de voces descompensadas). Al día siguiente, muchos chicos preguntarían a sus maestros o profesores el significado de ambos términos. La anécdota vale para recordar a un relator culto y cuidadoso del lenguaje.
En 1980, invitado por la organización de transmisiones deportivas Cosmodeportes, Joaquín Carballo Serantes (Fioravanti) estuvo en San Rafael y, generosamente, participó de una transmisión en Pedal; el Maestro comentando por Lv4 ¡Casi nada!
Y dejó conceptos como “Soy un narrador, no un relator”, marcando la diferencia entre contar los acontecimientos y el modo de hacerlo o “énfasis y grito no son sinónimos” o “las diferencias entre preparados e improvisados son abismales”.
Este uruguayo, considerado uno de los cuatro grandes relatores deportivos de la Argentina, junto a Lalo Pellicciari, José María Muñoz y Víctor Hugo Morales se fue a narrar al cielo en 1989. En 1997 recibió el Premio Konex de Honor Post Mortem.
Hoy tenemos la posibilidad de revivir aquel momento por gentileza de Alberto Pérez Gassul. El presidente de la LSRF integraba Cosmodeportes y, junto a Sergio González Ramos, también participó de aquella transmisión de un Arizu Villa Atuel que se ponía a punto para el Torneo Regional.
Por Roberto Armando Bravo.