“Corresponde al estado la vigilancia, contralor y dirección de trabajo y aprendizaje de los menores de 14 a 18 años de edad”.
Eso decía el primer artículo de la ley 12.921, sancionada en 1944, que creaba la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional.
Los artículos 13 y 14, en tanto, referían que los cursos duraban de 1 a 3 años, según el oficio, incluyendo materias complementarias como idioma nacional, historia y geografía Argentina, nociones de tecnología y estudios de legislación obrera y reglamentos del trabajo, además de cultura moral y cívica.
Años más tarde (en 1959) ante la necesidad de unificar la conducción y supervisión de la enseñanza técnica y profesional, nació el Consejo Nacional de Educación Técnica.
El C.O.N.E.T. fue un marco adecuado para que las llamadas Escuelas de Artes y Oficios pasaran a tener el status de Industrial Masculino e Industrial Femenino en el caso de San Rafael. Décadas más tarde la E.N.E.T. acogería a chicos y chicas indistintamente.
La breve línea del tiempo trazada es elocuente para decir, en el Día del Aprendiz, que los tiempos han dado cada vez más y mejores oportunidades a aquellos que quieren capacitarse en los distintos oficios.
Las preferencias adolescentes han sido crecientes y los gobiernos de los últimos 72 años han tenido respuestas acordes.
Un gran ejemplo de lo que es una política de estado.
Por Roberto Armando Bravo.