En tórrido verano del ’88 lo tenía al plantel de Balloffet trabajando con todo el rigor que Eleazar Tercilla le imponía (e impone) a las pretemporadas de los equipos que dirigió y dirige.
El Turco había incorporado a jugadores locales en cantidad y calidad y solo llegaron dos foráneos, entre ellos un tal Hugo Dante Tomé.
Con el correr de las fechas, los miles de correctos simpatizantes Cruzados (¿a dónde se fueron?) lo ubicaron en ese sitial privilegiado que ocupan los ídolos. El cordobés se lo ganaba a fuerza de goles, la mayoría con el sello de la espectacularidad: apariciones fantasmales, remates impactantes y certeros desde cualquier posición, cabezazos estupendos. No eran simples goles; la mayoría eran golazos.
Al final del torneo, además del campeonato, primero en su historia, Balloffet festejó haber encontrado a un gran goleador.
Ayer domingo, 28 años después, Hugo Dante Tomé visitó San Rafael y fue homenajeado: un histórico como Camilo Páez (ex jugador, ex dirigente, siempre cerca del club) y el presidente Omar Peralta le obsequiaron un buzo de la institución.
Muy merecido porque, en aquellos años, lo suyo trascendió las fronteras de la Ribera para ser reconocido por los hinchas del club que fuere.
Por Roberto Armando Bravo.
Los felicito a Camilo y Omar, y al Sportivo Balloffet, por tan lindo reconocimiento a UN jugadoraso y sobretodo una buena persona, porfavor que lindos recuerdos, bendiciones abrazo de gollll