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Adiós a un símbolo de Deportivo Argentino: murió Roberto Chimanga Sosa

Fue el único técnico sanrafaelino que condujo en un torneo de Primera División de A.F.A.

Deportivo Argentino 1951. De pie: Ángel Ituarte, Llorente, Roberto Sosa (¡un pibito!), Carlos Rumbo, Pocho De Cunto, Tino Rodano y Leopoldo Molina. Hincados: Martínez, García, Juan Pablo Gómez, Farías y Tomasito Alonso. Detrás, una tribunita de madera en Belgrano y Rodolfo Iselín.

La historia deportiva de la Academia tiene dos etapas muy bien definidas.

Desde que comenzaron las competencias oficiales (1929) hasta 1977, Deportivo sumaba una significativa cantidad de títulos: siete. Luego vendría una etapa de sequía que ya cumplió 41 años (en 2015 ganó el Clausura pero perdió la final anual con Balloffet).

Si bien hubo un tiempo fecundo en títulos, no todos los jugadores que se calzaron la Albiceleste pudieron gozarlo y hubo muchos de ellos que realmente fueron cracks.

Hubo otros que estuvieron en el momento justo y entraron en la historia porque obtuvieron lo que todos ansían: campeonatos.

A cualquiera que le pregunten (antes y ahora) se conformaría con uno. Ni hablar de dos. Un par es el caso de Roberto Sosa, que dejó de existir en las últimas horas a los 87 años de edad.

Chimanga comenzó a jugar en Primera en la frontera de las décadas del cuarenta y el cincuenta. En esos años se afianzó como el zaguero centro de la Academia aunque las alegrías recién arribarían con la década siguiente; en efecto, en 1961 campeonó teniendo que realizar un significativo esfuerzo (junto a los otros defensores) para compensar a un equipo que era eminentemente ofensivo (Alí, Argones, Pérez, Cardone y Abate).

Casi cincuenta goles en menos de veinte partidos. Durante años también su puso la camiseta de la selección, como aquella tarde que vino la Máquina de River Plate a Belgrano y Rodolfo Iselín (1954).

Al final de los sesenta (1969) obtuvo el segundo título integrando aquel equipo que, dirigido por Luis Rapini, contaba con Labarta, Pino, Novak, Roberto Molina, el Negro Entrerríos, Montenegro, Bertolani, Barreti, Pepe Weber, Titi Di Menza y Gorrión Martínez, entre otros.

Con 38 años a cuesta, Roberto jugó casi todo el torneo desgarrado. Como si fuese una herida de guerra, mostraba con orgullo (más de cuarenta años después) una hendidura que le quedó en la cara anterior del muslo de una de sus piernas (“¡Me la curó de palabra la mamá del Pocho Matacotta, aunque me quedó esto!”).

Esa temporada terminó en el banco como una especie de Ayudante de Campo, cuando por entonces ni se conocía tal figura.

Más tarde, su trabajo de bancario lo llevó a Buenos Aires donde vio mucho fútbol y entrenamientos. Su locuacidad lo ayudó a relacionarse con varios D.T. de la época con los que pudo intercambiar opiniones sobre táctica, estrategia y juego.

Todo eso, más lo innato (capacidad para liderar, carácter e inteligencia) hizo que Huracán lo contratará para dirigir el equipo que jugaría el Torneo Nacional en 1974, convirtiéndose en el único técnico sanrafaelino que condujo en un torneo de Primera División de AFA. Casi nada.

Roberto Chimanga Sosa fue el típico pibe de barrio; ingenioso, atrevido, dicharachero y frontal, virtudes que conservó más allá de la edad. Escucharlo siempre dejó jugosas anécdotas y enseñanzas.

Nuestras condolencias para la familia Sosa, un apellido muy identificado con la historia de Deportivo Argentino, y para la legión de amigos que lamentan la partida del Chimanga.

Por Roberto Armando Bravo.

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