Un día, a los dirigentes de la A.F.A. se les ocurrió romper la tradición y decidieron que los partidos de Primera División no tuvieran preliminares.
Se esgrimieron razones como que los campos de juego debían ser cuidados para los cotejos principales.
En el ámbito de Ciudad Autónoma y Provincia de Buenos Aires es entendible: llueve mucho.
Como casi todo, la medida centralista fue extendiéndose al interior. Claro que en gran parte del interior argentino no precipita como en Baires.
Por ejemplo aquí
Por ejemplo aquí, las canchas ruegan por lluvias. Las precipitaciones de los esporádicos temporales de invierno son absorbidas rápidamente.
La pregunta entonces es: ¿por qué no hay preliminares?
Un preliminar de 5ta, por ejemplo, permitiría a la gente ver en acción a los chicos que están a un paso de jugar en Primera y, a estos, mostrarse, jugar con público.
Cada tanto vemos preliminares de infantiles; son convocantes pero, no bien terminan, los papás que concurrieron (en ocasiones en buen número) se van de la cancha; no tienen interés por la Primera; sus niños están muy lejos de la categoría principal.
Los preliminares generan promoción y el fútbol de ayer, hoy y siempre se alimenta de ella.
Por Roberto Bravo.
