“¡Qué bien juegan esos chicos!”
La expresión del entusiasmado plateista buscaba (y encontraba) consenso de otros eventuales interlocutores, ninguno sanrafaelino.
Mientras, los juveniles sanrafaelinos festejaban la obtención del campeonato provincial tras ganarle a Tunuyán en el estadio Mundialista de Mendoza.
¡Sí que jugaban!
El Turco Mario Saromé pedía juego a un toque, utilización de todo el ancho de la cancha, verticalidad y defensa con la pelota. Si te preguntás si no era mucho, la respuesta es no; el D.T. sabía de la capacidad técnica y física del plantel con que contaba, como que él mismo había seleccionado.
Dos platos fuertes
Los juveniles jugaban de preliminar de los mayores que disputaban la instancia mendocina de la Copa Adrián Beccar Varela, por lo que los espectadores se iban tempranito a la cancha.
Comenzaron enfrentando a San Carlos; en Huracán vencieron 4-2 y en la cancha de Eugenio Bustos igualaron 1-1.
El siguiente ida y vuelta también lo sortearon exitosamente con dos triunfos sobre General Alvear: 1-0 (en Huracán) y 2-1 (en Pacífico). Cuando los más grandes recibieron en el Gigante a Mendoza, ellos disputaron el primer partido con Tunuyán igualándolo 2-2 y el desquite (en Mendoza) lo ganaron 1-0 con un gol de tiro libre penal convertido por Omar Golbano.
El equipo
San Rafael se armó a partir de la seguridad de Murcia y una línea de cuatro solvente con Mozas y Golbano de centrales y Gerasimchuck y López como laterales. En el medio cortaba y distribuía Merín y hacían la banda para una rápida transición Martínez y el hábil Tobares.
Y arriba había mucha explosividad: imparables por las orillas Bielli y Castillo y contundente el goleador González; prueba de ello es que estuvieron rozando dos goles de promedio por partido.
De sobra…
El entrenador tenía un recambio excelente para levantar rendimientos individuales o plasmar variantes táctico-estratégicas.
Así, alternaban Juan C. Padilla, O. Cerdán, R. Babusci, J. Montecino, J. Serna, J. Tavares, Rubén Pérez, R. Morán, D. Bonicelli y otros.
Eran productivas las competencias juveniles. Se impone recrearlas.
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Por Roberto Armando Bravo/Roberto Bravo.
