El sábado, el Tricolor y el Ferroviario se enfrentaron en la Fortaleza de Cemento y el equipo de Claudio Francisco se llevó la victoria por 1-0. En la nota lo que quedó de ese encuentro, disputado en el marco de la 1ra Fecha del Emilio Bielli.
Pintura y refacciones: los túneles que comunican los vestuarios con el campo de juego fueron pintados con los colores de Pedal. Detrás del arco norte, se arregló el parapelotas que estaba desoldado.
Arenga: el entrenador local le habló con mucho sentimiento a sus dirigidos en la previa del encuentro. Entre otras cosas, les dijo: “tienen que ser felices dentro del campo de juego”.
No está más: la canchita de césped sintético ubicada detrás de la tribuna oeste fue demolida. Ese sector será alisado. Según pudo saber este medio, el material que fue removido será usado para rellenar la tribuna norte ya que en su parte superior es de tierra, crece pasto y la pared que da a Cabildo se cuartea por la humedad que se genera.
Transporte propio: si bien es algo muy importante para los clubes, ya que ahorran mucho dinero, no todos pueden tenerlo. Monte Comán posee un colectivo hace bastante, y antes de ayer llegó en él hasta el estadio Tricolor.
Clásica y moderna: Monte Comán estrenó su nueva casaca, que es igual en el estilo a su histórica camiseta: a bastones verticales negros y blancos. Pedal, en tanto, jugó con su nueva remera alternativa que es blanca con líneas horizontales de diversos grosores rojas. Las dos muy bonitas y con buen contraste.
Debutaron: tanto Claudio Francisco (Pedal) como Facundo Castro (Monte Comán), dirigieron por primera vez en la “A”.
Chicana: José Gutiérrez se disponía a entrar y a su lado estaba el asistente Enrique Luppi (H). Nicolás Girabel, ayudante de Facundo Castro, se acercó y le dijo al delantero Tricolor: “hay que entrar con esos botines”; el línea le contestó: “¿Cuál es el problema?”, y el ex jugador Ferroviario respondió: “que son muy feos”. El diálogo hizo reír a quienes lo escucharon.
Girabel y Gutiérrez fueron compañeros en Sportivo Balloffet. Los botines del nueve eran unos Nike negros con la pipa color agua marina. Poco le importó al Contador la facha de sus zapatos, ya que entró y puso el 1-0.
Llovió bastante: si bien no se pudo apreciar en el campo de juego, ya que tiene un pasto en muy buen estado, sí se notó en el predio que está detrás de las cabinas de transmisión. En pocos minutos, el agua se acumuló en esa zona que es de tierra.
Postal: dicen que después de la tormenta siempre sale el sol. Ello ocurrió en la Fortaleza y se generó una imagen muy bonita. Desde el oeste, el astro rey iluminó el estadio; en el este, los nubarrones grises que se iban retirando cubrieron la avenida Pedro Vargas.
Por Roberto Bravo.