Tarde de sábado. El almanaque indica que es el 11 de noviembre de 1967. El estadio del Sportivo Pedal Club presenta un lleno total. Hay banderas y banderines que se agitan en la única tribuna (oeste) copada por hinchas Tricolores.
El clima es festivo; si Pedal gana, independientemente de los resultados que se registren al día siguiente, se consagrará Campeón.
Tanta expectativa afuera, contagia adentro: los muchachos conducidos por Alfonso Pastor no quieren fallarle a una hinchada que los ha seguido a lo largo del año.
Salen los equipos. Cuando lo hace Pedal estallan miles de gargantas; cuando le toca a El Porvenir, sus seguidores enrojecen las manos aplaudiendo para emparejar un poco. Así se paran:
Sportivo Pedal Club: Labarta; Lara, Acosta, Norberto Rodríguez; Abba, Pedernera, Sklate, Narváez; Di Fabio, Santilli, Castro.
El Porvenir: Alberto Lamacchia; Marino Rodríguez, Rueda, Gutiérrez; Videla, Cragacici, Pombo, Pallares; Egea, Julio Lamacchia, José María Machado.
El árbitro ordena el comienzo y, por Pombo, Toti Pallares y el Brasilero Machado los Albirrojos juegan mejor, tanto que, a los 21′, Julio Lamacchia, luego de sortear al Cabezón Acosta la mete junto a un palo. Silencio en la tarde.
Pero, apenas tres minutos después, el Patón Narváez empata y a los tres siguientes el Gringo Santilli desnivela y, luego de otros tres, Abba, de penal, pone el tres a uno: un vendaval, Pedal.
El complemento es un mero trámite: a los 8′, una gran jugada del Pepe Abba le permite a Santilli marcar el cuarto. El descuento de Lamacchia, sobre 31′, cerraría el marcador.
Luego de los tres pitazos de Marcelo Carrizo se desató toda la euforia que tuvo sus máximas expresiones en la vuelta olímpica y la caravana por la ciudad.
Pedal ha obtenido su campeonato número veintiuno y hay festejo por Pedro Vargas y Cabildo. La alegría invade el Barrio Muso.
Por Roberto Armando Bravo.
